Hubo una época en que muchos coches venían de serie con las luces delanteras amarillas, el ejemplo más conocido en nuestro país son los Peugeot 404 y 504
Hasta el año 1993 todos los automóviles que salían de las fábricas francesas o estaban destinados al mercado local -o salían de sus fronteras-, contaban con la iluminación principal y antiniebla en color amarillo -muchas otras marcas aplicaron esta moda de los faros amarillos como el caso de BMW.
No se trataba del color de la lamparita sino de todo el faro que lucía un tono amarillo claro muy característico, bien en la parte acristalada o en la parte interior.
En 1936 se sancionó en Francia una ley mediante la cual se obligaba a que todos los vehículos puestos en producción a partir de 1937 debían tener faros amarillos.
Curiosamente, la ley siguió vigente hasta que en 1993 cuando en Francia y otros países se vieron obligados a adoptar las normas de la UE a abandonar los faros amarillos y actualmente es ilegal circular por Europa con iluminación amarilla a no ser que el automóvil haya sido fabricado y patentado por primera vez antes las fechas que se establecen en los Códigos de Circulación respectivos.
(En nuestro país la legislación atrasa en ese aspecto ya que se enfoca en las condiciones de uso de cada luz y para la proyección habla de “luces blancas o amarillas” lo que permite equipar a los coches con elementos claramente encandilantes o colocar un film amarillo sobre los faros, algo prohibido en Europa y muchos estados de EE.UU)
Porqué amarillo
Existen muchas versiones sobre el motivo del uso de ese color en las luces de los coches y la más extendida es que Francia mandó usar este color para diferenciar vehículos enemigos de vehículos aliados durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, no existe respaldo documental para confirmar ese hecho.
Sin embargo hay un motivo explicado por Peugeot hace tiempo.
El color de los faros es diferente de las luces de giro, se trata de un amarillo más pálido que deslumbra menos y que se consigue al eliminar el «azul» de la luz blanca.
El tono amarillo de las luces permite que los vehículos sean más visibles en la niebla y por eso se escogió el tono particularmente amarillo para ayudar al ojo humano a distinguir el amarillo entre la niebla o la lluvia.
El amarillo tiene una longitud de onda que se refleja mejor en los objetos y eso no quiere decir que «alumbre más» sino que permite ver mejor. Las luces de xenon tan blancas que encandilan tienen ese problema -el encandilamiento- y está probado que en algunas personas «oculta» ciertos colores por una cuestión que tiene que ver con la percepción del ojo humano sin llegar a ser un problema de salud, por ejemplo, un vehículo con una luz blanca poderosamente brillante puede hacer que una bicicleta celeste no sea percibida a tiempo por el conductor.
El agua no refleja la luz amarilla tan fácilmente como la luz azul, por lo que puede permitir a los conductores mejorar su visión en días de lluvia y de hecho muchas marcas ofrecen como opcionales luces auxiliares de ese color.
En carrera
Los aficionados a las carreras de auto podrán decir que en las categorías de “endurance” aquellas que disputan competencias de 6 o más horas los autos tienen luces de tres colores, azules casi blancas, amarillas y blancas. Esto se debe a la necesidad de diferenciar las distintas categorías que corren al mismo tiempo lo que la da un margen de seguridad a los pilotos al advertirle si el coche de atrás es un adversario o de una categoría mayor a la que debe cederle el paso.
Fuente: www.diarionorte.com
