Brahian Ricardo Banegas, atajar en el Monte Santiagueño

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Brahian Ricardo Banegas es un arquero que vive en el Monte Santiagueño y quiere llegar a atajar en un club. Conocé su historia. Escribe Daniel Alberto Reinoso

«El éxito no es accidental. Es trabajo duro, perseverancia, aprendizaje, estudio, sacrificio y, sobre todo, amor por lo que estás haciendo o aprendiendo a hacer»-PELÉ

Esta frase sintetiza todo lo que necesita una persona para llegar al éxito, lograr un objetivo y esto no se circunscribe solo al deporte, comprende a todas las acciones de vida del ser humano.

Brahian Ricardo Banegas, nacido hace 18 años, el 23 febrero de 2003, en el paraje El Nohario, interior de Santiago del Estero, lugar que no llega a 100 habitantes, situado a 40 km de la ciudad de Loreto.

Hasta principios del 2020 la vida de este adolescente parecía no tener mayores complicaciones, su objetivo, terminar sus estudios secundarios, y soñar en triunfar en el futbol como arquero.

La vida siempre te sorprende, tanto para bien como para mal, es algo incontrolable, eso le esta pasando a la humanidad con la pandemia que complico la existencia de mucha gente, obligo a cambios de hábitos, costumbres. Porque parte del vivir es superar las dificultades.

De eso se trata la vida de este Santiagueño que debió recluirse en medio del monte, utilizar el ingenio para poder entrenar en condiciones humildes y sacrificarse en el entrenamiento para que su sueño no se esfume.

La vuelta a su casa donde lo esperan su familia y su ‘Equipo de trabajo’ como les llama. “En casa me esperan mi papa Ricardo, mi madre Gladis junto a mi hermana Verónica u otro ayudante como mi primo Leandro”, cuenta. “En el campo entreno, algo que no pude hacer más en la escuelita de futbol de Sauce Solo por el tema de la pandemia”.

Con la humildad que lo caracteriza  cuenta como es un día en el campo “Somos de levantarnos temprano, charlar cosas de familia y de allí a los quehaceres domésticos, si hace frio, salir a cortar leña y hacer fuego para mantener el calor y la cocción de alimentos, cuando por algún motivo escasea la carne faenamos algún animal para nuestro sustento”, explica Brahian. “No tenemos luz eléctrica, usamos energía solar para cargar las pantallas que cargan las baterías y tener luz en la noche”.

Describe el duro trabajo diario para la subsistencia de la familia. “Mi padre se dedica al cuidado de animales, quema de leña para la fabricación de carbón, tareas que yo también hacia desde los 12 años hasta principio de este año que me fui a estudiar”.

La limitación por la epidemia no le permitió seguir concurriendo a la escuelita de futbol en Sauce Solo, agudizo su inventiva y junto a su familia crearon un ‘Centro de Entrenamientos’.

Sin césped natural ni sintético, carente del equipamiento necesario sin los vistosos conos, esos que asemejan una pista de aterrizaje, privilegio de los grandes complejos que se encuentran en las grandes ciudades. “Atrás de mi casa hay un patio grande donde tengo un arco que fabricamos,  donde los postes son palos de vinal y el travesaño es una caño metálico que se utilizaba para sostener la antena de televisión y como red le pusimos una tela de media sombra”.

El Centro hasta tiene nombre, “Lo bautice con el nombre ‘El patio del Talento´ porque allí me sacrifico, golpeo y aprendo para intentar triunfar en el futbol”.

Su familia lo ayuda a entrenar, “Mi padre y mi primo son los que me patean, mi madre filma todos los trabajos y mi hermana se encarga de alcanzar las pelotas para no perder el ritmo de la rutina”.

Brahian con mucho entusiasmo cuenta como es la rutina de trabajo: “En primera instancia hago la entrada en calor con y sin pelota y empiezo con los circuitos que me pasa el Profe Mario Giunchiglia, los cuales les explico a mi padre y primo, ellos son los que me patean, mi madre filma las acciones y mi hermana hace de alcanza pelotas, el ejercicio lo repetimos tantas veces, hasta que salga bien”.

Con su fresca juventud de 1,79 mts de altura y con un peso de casi 70 kg se sincera y dice: “Sé que este entrenamiento no es suficiente, debo exigirme más en campos profesionales y profesores que te exijan, interactuar con otros arqueros, sé que puedo dar mucho más de lo que hago acá en el campo”.

“Mi rutina de entrenamiento es de dos horas por la mañana y otras dos por la tarde, todos los días, mientras estoy en el campo entreno a full”. Sobre la posibilidad de jugar en algún club de Santiago: “Tuve la posibilidad de fichar para Vélez de San Ramón o en el mismo Central Córdoba, pero con la pandemia se suspendieron las pruebas”.

“Fui a entrenar a Santiago del Estero con Pancho Contreras, él es profesor en Unión Santiago, allí iban arqueros de diferentes equipos, y por las restricciones no se pudo ir más”, y aclara algo muy importante, “de jugar en Santiago seria en Central Córdoba, pero mi objetivo es jugar en un Club grande de Córdoba”.

Una prueba de jugadores le permitió conocer el Templo del futbol Cordobés “Una experiencia muy linda, fuimos a una prueba de jugadores con compañeros míos al Estadio Kempes y ese día jugaba Talleres con Vélez Sarsfield, y vimos el partido desde la platea, gano la T por 1 a 0, allí me enamore de sus colores”.

A su corta edad acostumbrado al trabajo duro del campo, inclemencias del tiempo, no son obstáculos. “No importa si hace frio, calor o si llueve, el barro no es impedimento, el entrenamiento se hace igual, lo importante es no perder un día, tengo bien claro que si quiero triunfar debo sacrificarme”.

La realidad económica no deja lugar sin golpear, la indumentaria, la más sufrida para un arquero. “Con la ropa me las arreglo, destino buzos y pantalones para tirarme al suelo, a los guantes los compro con ahorros, producto de ordeñar cabras para fabricar quesos y quesillos, los botines con mucho esfuerzo me los compran mis padres”.

“Me tuvieron que operar, Gracias a Dios y al profesor Máximo Rojas que me intervino, quien además es kinesiólogo de la escuelita de Sauce Solo me ayudo en la recuperación, al igual que mi preparador físico Iván Sequeira que me ayuda mucho.”

La gimnasia en el profesorado le ayuda a mantener su físico. “Hago muchas trabajo de fortalecimiento de piernas, abdominales y brazos, esenciales para un arquero para soportar pelotazos y golpes”.

Hace su lectura con respecto al joven arquero de River que le toco debutar en un superclásico. “Me impacto lo que le toco vivir a Alan Díaz,  que no tenía puesto en reserva y jugo un gran partido, ahora fue promovido a primera división; Yo me identifico con él por su pasado que hasta hace poco atajaba penales para ganar unos mangos y en mi caso, intentando iniciar una carrera entrenando en medio del campo”.

Mira mucho futbol europeo y sus modelos son arqueros de elite. “Me gustan Ter Stegen, Neuer y el mejor para mí, es Keylor Navas, un arquero que se tiene confianza y que cree mucho en él, algo que solo se consigue con Fe”

Y de argentina también tiene su espejo. “Del país me quedo con Franco Armani, un gran arquero, observo todos sus movimientos”. ‘Su’ Centro de Entrenamiento, como lo muestran las fotos están rodeado de vintales, quebrachos y algarrobos, son las gradas donde los pájaros son espectadores privilegiados de la destreza de este proyecto de arquero.

Brahian Ricardo Banegas y sus manos curtidas por el trabajo están preparadas para grandes desafíos, y es por ello que dice: “No se olviden mi nombre, porque voy a llegar lejos”.

Solo el destino sabe si ese deseo se cumplirá, porque el esfuerzo el sacrificio y las ganas ya dieron el primer paso.

Falta que el éxito vestido de cartero golpee la puerta de la humilde casa.

Daniel Alberto Reinoso (Facebook)

Mail: [email protected]

Instagram: futbolymultitudes

Fuente: lastimaanadiemaestro.com

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